El lema “Ni en tu pueblo ni en el mío” se ha convertido en el grito común de muchas plataformas vecinales en España contra la instalación de plantas de biogás.
Aunque estas infraestructuras forman parte de la transición energética y de los objetivos de descarbonización, la realidad es que su llegada al territorio está generando una fuerte contestación social.
¿Por qué? Porque los proyectos, en demasiados casos, se perciben como impuestos desde fuera, sin suficiente transparencia ni diálogo con las comunidades locales. La consecuencia: resistencia organizada.
En regiones como Murcia, con más de 40 proyectos en tramitación, han surgido decenas de plataformas vecinales que denuncian el impacto en la calidad del aire, el uso de agua y el riesgo de concentrar actividades molestas en zonas rurales.
Castilla y León y Castilla La Mancha, asociaciones de distintos pueblos se han unido para exigir estudios de impacto más detallados y reclamar que estos proyectos no se impongan en territorios ya castigados por la despoblación.
En algunos casos, incluso ayuntamientos han decidido frenar proyectos en tramitación, reflejando la presión social y la falta de consenso territorial.
El lema “Ni en tu pueblo ni en el mío” refleja esa sensación de injusticia: que las plantas no deberían estar ni aquí ni allí, porque no se perciben beneficios claros para quienes conviven con ellas.
La creación de la coordinadora nacional StopBiogás ha dado además un marco común a la oposición, visibilizando que el rechazo no es un caso aislado, sino un movimiento que se extiende por toda España.
Lo que hay detrás del rechazo
Más allá del eslogan, hay tres factores clave:
1- Falta de información clara y accesible, las comunidades no entienden qué aporta el biogás frente a los riesgos percibidos.
2- Escasa integración territorial, muchos proyectos se diseñan sin analizar la capacidad real de las infraestructuras, el tejido social o el equilibrio ambiental local.
3- Ausencia de beneficios visibles, si los vecinos no ven empleo estable, desarrollo local o mejoras para el municipio, solo perciben molestias.
¿Qué se puede hacer?
La transición energética necesita tecnologías como el biogás, pero no se logrará contra los territorios, sino con ellos.
Aquí es donde una estrategia social bien diseñada marca la diferencia:
• Identificar y escuchar a los actores locales desde el inicio.
• Explicar con claridad los impactos, beneficios y medidas de mitigación.
• Diseñar planes que dejen valor en el territorio (empleo cualificado, apoyo a economía local, mejoras de infraestructuras).
• Crear canales de participación permanentes para que los vecinos no sean meros observadores, sino parte activa.
Porque al final, lo que el lema “Ni en tu pueblo ni en el mío” evidencia no es un rechazo a la transición energética, sino un rechazo a proyectos desconectados de la realidad social y territorial.
Cómo puede ayudar EHS Techniques
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• Documentamos y reportamos impacto económico y territorial.
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